David B Gil

octubre 7, 2021

Himiko: ¿la reina guerrera de Japón?

Himiko la reina guerrera de Japón

Mito y realidad en torno a la reina guerrera de Japón

Ya hemos comentado en artículos anteriores la dificultad de discernir entre realidad histórica y leyenda cuando nos sumergimos en la Historia antigua de Japón. En parte porque no existen fuentes directas propiamente japonesas, ya que la escritura no se desarrolla en el archipiélago hasta finales del periodo Kofun (siglo IV d.C.). Y en parte porque, durante siglos, los cronistas japoneses se entregaron a la labor de reconstruir un pasado legendario que justificara la legitimidad del gobernante de turno, más que a dejar registro de acontecimientos históricos veraces.

Teniendo esto en cuenta, podríamos decir que no hay personaje que represente mejor esta dicotomía entre el pasado histórico y el legendario que la reina Himiko. Fue la primera en ejercer su gobierno sobre gran parte de Japón, hay indicios históricos sobre su existencia y es un personaje célebre en el imaginario colectivo de los japoneses. Pero, al mismo tiempo, su persona sigue envuelta en una niebla de misterio y conjeturas, hasta el punto de que no pocos historiadores dudan de su auténtica existencia. Veamos cuánto hay de cierto y cuánto de mito en torno a su figura.

Himiko, reina y sacerdotisa

Tradicionalmente se cita al emperador Jinmu como el primer gobernante de Japón, cuyo reinado se extendió supuestamente desde el 660 a.C. al 585 a.C. (nada menos que 75 años); hasta el punto de que el Día de la fundación nacional de Japón se celebra el 11 de febrero, coincidiendo con la efeméride del ascenso de Jinmu al Trono del Crisantemo. Sin embargo, hoy día es comúnmente aceptado el origen legendario de este emperador, referido por primera vez en los dos textos más antiguos que recogen la historia del país: el Kojiki («Registro de los hechos antiguos») y el Nihonshoki («Crónicas japonesas»), obras del siglo VIII en las que se relata el origen mitológico de Japón y se consigna la genealogía de los sucesivos emperadores y sus principales hazañas.

Figura Himiko museo de Osaka Recreación Himiko Tomb Raider
Figura de Himiko en el museo de Osaka y recreación en el videojuego Tomb Raider

 

Ambas crónicas tienen escaso valor histórico, y si bien menciona algunos gobernantes que verdaderamente existieron (debidamente exagerados y reinterpretados), también abunda en mitos y leyendas de imposible veracidad. Lo cierto es que estos textos no tenían por objeto ordenar una historiografía fiable del país, sino que responde a la necesidad de aquellos regentes que las encargaron de conectar su linaje con la de una serie de gobernantes míticos que descendieran directamente de los dioses.

Por tanto, con el carácter legendario de Jinmu asumido por la Historia moderna, ¿quién nos queda como primer regente de Japón? Ante esa pregunta los historiadores vuelven su mirada hacia Himiko, una misteriosa reina sacerdotisa mencionada por primera vez en el Libro de Wei, documento chino del siglo III d.C. que forma parte de los Registros de los Tres Reinos (crónica que recoge el conflicto entre los tres reinos chinos de Wei, Shu y Wu).

En dicha obra, Chen Shou detalla las características del reino de Wa, como los antiguos chinos llamaban a Japón. Según el cronista, este país ubicado en la inmensidad del océano estaba dividido en decenas de reinos combatientes, hasta que a finales del siglo II ascendió al poder la reina sacerdotisa Himiko (nombre que podría traducirse del chino como «Hija del sol»), quien unificó a la mayoría de ellos bajo su mando, formando el reino de Yamatai.

El Libro de Wei describe a Himiko como una gobernante que «se dedicaba a la magia y la brujería. No tenía marido pese a ser una mujer mayor. Su hermano menor la ayudaba a gobernar el país. Desde que se convirtió en reina, muy pocos la veían. Tenía mil doncellas que la atendían, pero solo un hombre que le servía la comida y la bebida, y que actuaba como su portavoz».

película Himiko

Fotograma de la película ‘Himiko’ (Masahiro Shinoda, 1974)

Según dicha crónica, Himiko envió en el 239 d.C. una embajada al emperador chino, recibiendo de este el reconocimiento de «Reina de Wa, amiga de Wei», lo que en la práctica significaba que, por primera vez, los chinos reconocían una misma autoridad como gobernante de todo Japón (no solo de una parte), y consideraban a Himiko una interlocutora válida entre ambos países.

 

El reino de Yamatai

Pese a este reconocimiento de las autoridades chinas, lo cierto es que Himiko no podía gobernar sobre la totalidad del país (algo imposible dada la orografía del mismo, la ausencia de una administración compleja y de un ejército que la respaldara), sino sobre una confederación de reinos que probablemente fuera la organización gubernamental más compleja hasta la fecha: el reino de Yamatai.

Los historiadores lo consideran un protoestado, pues ya presentaba varios de los rasgos definitorios de un estado (desarrollo agrícola, población arraigada a un territorio, estratificación social…), pero aún existen dudas de su extensión y el territorio que ocupó.

corte de Himiko

Recreación de la corte de Himiko (Newton Graphic Science Magazine)

Tradicionalmente, los estudiosos japoneses han considerado que Yamatai se ubicaba al norte de Kyushu, la región más próxima al continente y la que albergaba los reinos más desarrollados hasta la época. Sin embargo, hallazgos arqueológicos recientes sustentan la hipótesis de que este protoestado se extendía desde la región de Kinai (actual prefectura de Nara) hasta el norte de Kyushu, lo que colocaría a Yamatai como antecedente directo del Estado Yamato, primer estado de la historia de Japón y cuna de la civilización nipona.

Entre estos hallazgos cabe destacar la supuesta ubicación de la tumba de Himiko en el enterramiento de Hashihaka, la tumba kofun (con forma de «ojo de cerradura») más antigua que existe, ubicada en la llanura de Nara. Los registros antiguos ya indicaban que dicho enterramiento custodia un cuerpo de mujer, lo que siempre ha hecho conjeturar que pudiera tratarse de la tumba de Himiko. Pruebas químicas realizadas en 2009 han demostrado que las piezas funerarias que rodeaban el kofun se fabricaron en fechas similares a las de la muerte de Himiko, lo que no hace sino reforzar una teoría que ya encajaba con la información aportada en el Libro de Wei, pues según la crónica china, «cuando Himiko murió, la gente de Wa construyó para ella un gran túmulo de más de cien pasos de diámetro».

Tumba kofun Nara

Tumba de Hashihaka (Nara), posible enterramiento de Himiko

 

¿Mujer de leyenda o realidad histórica?

Por tanto, si existen indicios arqueológicos que sustentan la creación de un poder centralizado en dicha época, y hay indicios documentales que mencionan a la soberana de ese reino de reinos, ¿por qué se sigue dudando de la existencia de Himiko? En primer lugar, porque la única fuente que habla de ella de forma expresa es el Libro de Wei, donde se recoge prácticamente todo lo que sabemos sobre este personaje. Y, en segundo lugar, porque no hay ningún documento histórico japonés donde aparezca el nombre de Himiko.

No obstante, algunos historiadores japoneses creen haber identificado a la reina Himiko en la figura de la emperatriz Jingû, una de las protagonistas del Kojiki y el Nihonshoki. Esta emperatriz legendaria habría vivido entre el 169 y el 269 d. C., lo que coincidiría con los años de actividad de Himiko y, según las crónicas japonesas, gobernó con gran habilidad el país tras la muerte de su marido. También se la describe como una brillante líder militar que pacificó los reinos que se le oponían y conquistó parte de la actual península de Corea, además de encabezar los principales oficios religiosos como suma sacerdotisa. Como podemos ver, los paralelismos entre Himiko y Jingû son abundantes.

Himiko o Jingu

La emperatriz Jingu llegando a Corea (grabado de 1880)

Aun así, dado el carácter hagiográfico y pseudomitológico del Kojiki y el Nihonshoki, no se pueden considerar estos textos pruebas concluyentes. Pero sí es cierto que muchos de los personajes que describen tienen sustento histórico. Si a ello sumamos que las crónicas chinas sobre Himiko son contemporáneas a su reinado, que la descripción que hacen de Wa coinciden con la realidad histórica del Japón del periodo Kofun, y ponderamos que estos registros no tenían por qué ensalzar a ningún gobernante extranjero (simplemente pretendían describir el marco geopolítico de los tres reinos chinos), podríamos concluir que los indicios sobre la existencia de Himiko son más que razonables.


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