Sasaki Sadako (佐々木 禎子) apenas contaba dos añitos cuando su pequeño cuerpo sintió la sacudida de la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. Con solo dos años se había convertido en Hibakusha (被爆者), es decir, persona bombardeada. Sadako sobrevivió aquella sacudida y consiguió llevar a cabo una gran labor: extender por el mundo su visión de unidos por la paz a través de la confección de grullas de papel.
El periodista y escritor Roni Sarig* argumenta que, “al construir narrativas de un pasado traumático, las naciones, a menudo, emplean historias de individuos cuya vida y muerte se han convertido en símbolos de heroísmo o victimismo.” Este puede ser el caso de Sasaki Sadako: en la narrativa de la Segunda Guerra Mundial en Japón, ella se ha convertido en símbolo catalizador de la paz.
Posiblemente el “mito” comenzara a crearse con la publicación del libro sobre Hiroshima, Strahlen aus der Asche (Los niños de las cenizas), escrito por el periodista austriaco Robert Jungk. En 1956, Jungk había visitado Hiroshima y había tenido noticia de la historia de Sadako, así como del proyecto de construcción del monumento por la paz. Más tarde, en 1961, el escritor alemán Karl Bruckner publicó una novela basada en la vida de Sasaki Sadako con el título: Sadako Will Leben! (¡Sadako quiere vivir!). La novela se tradujo a decenas de idiomas en treinta y cuatro países y ganó varios premios literarios, entre ellos el Premio Especial Internacional Andersen.
Años más tarde, en 1977, la escritora canadiense Eleanor Coerr escribió el libro Sadako y las mil grullas de papel, que llegó a convertirse en un clásico de la literatura juvenil.
Por tanto, la historia de Sasaki Sadako ha servido de inspiración para reivindicar la paz en el mundo, pero ¿qué es lo que sabemos de su verdadera historia?
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Historia de Sadako
Sadako Sasaki vivía con su familia en Hiroshima, cerca del puente Misasa, cuando el 6 de agosto de 1945, a unos 1700 metros de distancia de su hogar, estallaba la bomba lanzada por el Enola Gay. Cuentan que la pequeña salió volando por una de las ventanas de la casa. Dicen que su madre salió corriendo tras ella, aunque se temía que se la iba a encontrar ya muerta. Sin embargo, Sadako estaba viva y sin lesiones aparentes. La madre corrió por la calle llena de escombros con su pequeña en brazos, debía regresar a su hogar lo antes posible. Lamentablemente, se vieron sorprendidas por la lluvia negra que siguió a la explosión y que cayó inclemente sobre ellas. Hasta aquí, esta podría haber sido la breve crónica de un susto sin mayores consecuencias.
Durante nueve años, la vida de Sadako transcurrió sin problemas aparentes de salud. Por desgracia, al cumplir los once años, como si se hubiera tratado del cuento de la Bella Durmiente, la malvada hada madrina regresó para cumplir su venganza. Según el testimonio de Komaki Ritsuko, su compañera de colegio, Sadako desarrollo primero dificultad respiratoria y anemia. Según otras fuentes, a la niña se le había formado una hinchazón en el cuello y también en las orejas. Después le apareció púrpura** en las piernas. Los médicos le diagnosticaron “Leucemia maligna aguda de las glándulas linfáticas” y le pronosticaron un año de vida, como máximo.
“Conocí a mi amiga Sadako Sasaki en la Escuela Primaria Nobori-Cho en Hiroshima, cuando ambas teníamos 10 años y estábamos en quinto grado. Aunque Sadako y yo teníamos la misma edad, estábamos en diferentes clases y competíamos en atletismo durante las competiciones de otoño. Sadako era muy rápida y me costó mucho seguirle el ritmo.” Extracto del artículo My Path from Hiroshima to Houston. Practical radiation oncology, escrito por la amiga de Sadako, Komaki Ritsuko***. |
En agosto de 1955 trasladaron a Sadako al hospital, iba a compartir habitación con otra niña también enferma de cáncer. Se trataba de una estudiante de secundaria, dos años mayor que Sadako, quien le habló de la leyenda de las 1000 grullas de papel y le enseñó a doblarlas.
A pesar de la lucha y el enorme deseo por seguir viviendo, Sasaki Sadako falleció el 25 de octubre de 1955. Contaba entonces 12 años. Después de su fallecimiento, su cuerpo fue examinado por la comisión, Atomic Bomb Casualty Commission (ABCC), formada en 1946 y disuelta en 1975. La investigación de la ABCC tenía como finalidad inventariar los efectos de la bomba atómica en el cuerpo humano. Más tarde se divulgó que dicha comisión había realizado exámenes en el cuerpo de Sadako también durante su vida.
Las mil grullas de papel
Según la antigua leyenda japonesa, quien elabore mil grullas de papel obtendrá la bendición de una de ellas, que le concederá cualquier deseo que se le ocurra pedir. Sadako deseó fervientemente curarse de su enfermedad, tanto que durante sus últimos meses de vida se dedicó con pasión a doblar grullas de origami.
Para cumplir su objetivo, se valió de todo tipo de papel, desde envoltorios de regalos hasta el prospecto de los medicamentos.
Existe disparidad de opinión en cuanto al número total de grullas que Sadako consiguió finalmente doblar antes de su muerte. De acuerdo con el testimonio de su padre, Sasaki Shigeo, la niña habría doblado unas 1400 grullas de papel en total. Sus compañeras de escuela doblarían otras mil grullas, que fueron sepultadas con Sadako.
Se dice que, en las alas de cada grulla, Sadako dejó este mensaje: “Escribiré la paz en tus alas y volarás alrededor del mundo.” |
Escritores y artistas de todo el mundo han encontrado fuente de inspiración en la historia de Sadako para transmitir un mensaje de paz. El poeta ruso Rasul Gamzatov publicó en 1969 el poema Grullas, dedicado a los soldados de su país. El artista rumano Cristian Mariancivc, durante una profunda depresión, a modo de terapia comenzó a doblar grullas de papel, las cuales luego formaron parte de un proyecto artístico.
El origami (papiroflexia japonesa) se considera una forma de arte y está demostrado que es una actividad que contribuye beneficiosamente al proceso de restablecimiento de una enfermedad. Actualmente es una actividad que se realiza en diversos centros médicos, como parte de un programa de “Healing Arts”**** (Artes curativas).
La vieja leyenda japonesa de doblar mil grullas, gracias a Sadako, se ha convertido en un símbolo para la reivindicación de la paz mundial. Cada año, el centro de justicia y paz (CEPAZ) honra la memoria de Sadako con la actividad “12 acciones por la paz”. El CEPAZ invita, desde el 21 de septiembre hasta el 2 de octubre, tanto a individuos particulares como a organizaciones, a que se unan por un fin común en la elaboración de mil grullas por la paz del mundo.
La estatua de Sadako
El Children’s Peace Monument (Monumento la Paz de los Niños) está ubicado en el parque Hiroshima Peace Memorial (monumento a la Paz de Hiroshima). Una estatua de la figura de Sadako corona el monumento que está rodeado por unos expositores de cristal. Dentro de los expositores se conservan miles de grullas de origami que la gente ha ido donando año tras año.
El monumento se pudo erigir gracias a los fondos obtenidos durante una campaña escolar bajo el emblema “Los niños de la bomba atómica”. La campaña comenzó varios años después de la muerte de Sadako, y fueron Komiki Ritsuko (su compañera de escuela) y el hermano mayor de Sadako quienes la iniciaron. Estos niños empezaron a escribir cartas, a la dirección de muchas escuelas en Japón, pidiendo una contribución económica para la construcción de la estatua. Los niños también salieron a la calle para recolectar pequeñas donaciones de los ciudadanos de Hiroshima.
En aquellos días, la situación era muy dura: nadie tenía suficiente comida, nadie tenía suficiente espacio para vivir, muchos vivían en chozas. Sin embargo, “la gente todavía estaba muy conmovida”, cuenta Ritsuko, y a pesar de las pésimas circunstancias la gente donó lo que pudo.
“Todavía me sorprende que, en 2 años, nosotros, los niños, hubiéramos recolectado lo suficiente para construir la estatua.” (Komiki Ritsuko) |
Finalmente, el monumento fue diseñado por los artistas Kikuchi Kuzuo e Ikebe Kiyoshi. Bajo la estructura principal del monumento, cuelga una grulla de bronce que ejerce las funciones de badajo en el interior de una tradicional campana de paz japonesa. Cuando hay viento, la grulla golpea la campana y se produce un sonido de carillón. Estas dos piezas fueron donadas por Yukawa Hideki (Premio Nobel de física en 1949).
Completan el monumento unas figuras de ángeles que parecen estar revoloteando a su alrededor. Estos ángeles simbolizan el cielo de los niños que fallecieron por culpa de la bomba atómica.
Hoy en día, quien lo desee tiene la oportunidad de donar, en honor de Sadako y de los otros niños, cualquier número de grullas que haya creado.
La grulla de origami es el símbolo de la paz, último gran deseo de Sadako antes de fallecer.
Notas
* Sarig, R. (2009). “11. Sadako Sasaki And Anne Frank: Myths In Japanese And Israeli Memory Of The Second World War”. In War and Militarism in Modern Japan. Leiden, The Netherlands: Brill. doi: https://doi.org/10.1163/ej.9781905246854.i-242.76
** Manchas rojas que no desaparecen al aplicar presión sobre ellas y que se deben al sangrado subcutáneo asociado con diversas enfermedades.
*** Ver: Komaki R. (2019). My Path from Hiroshima to Houston. Practical radiation oncology, 9(1), 1–2. https://doi.org/10.1016/j.prro.2017.10.006
**** Ver: CAT, C., & Anania, A. (2011). Origami creations bring peace and hope to patients in transplantation unit. Clinical Journal of Oncology Nursing, 15(1), 106.
Muchas gracias por la bella historia de Sadako Sasaki y las mil grullas.
Existe en Chile éste libro con la historia.
Hola Milena,
Me alegro mucho que la historia te haya gustado, es ciertamente una historia triste y bella a la vez.
Un saludo,